lunes, 5 de abril de 2010

Soy un hijo de…

Mientras hay inundaciones y terremotos, yo estoy tomando una Brahma en la vereda de mi casa.

Durante los deslizamientos de tierra y huracanas, yo estoy jugando fútbol.

Mientras hay hambruna en el mundo, yo le tiro chipa a Carlos Torres (ladrón).

En el momento en que el mundo llora sus desastres, yo lloro el bajón que una vez más viene sufriendo Olimpia. Porque soy un indio con una Notebook. Hijo de Yakaré Valija y el Mcal López. Escucho Rebolver y La Secreta. Escupo a Roberto Carlos en la cara, en su estadio y no me importa. Soy la mosca que nunca va a dejar de molestar a Brasil. Si quiero, me gano un Cannes con un proyecto sin presupuesto. Agarro una guitarra y me confunden con Dios. Me voy a Boca y pongo en su lugar a Riquelme.

Tengo más plata de la que te podés imaginar. Yo cuento. Yo decido.

Vivo casi sin animales, con el agua apenas potable. Y sobrevivo. Y me las arreglo.

Recibo un balazo en la cabeza, y mientras el mundo entero llora mi muerte, yo me preparo para el Mundial. Para qué quiero un cerebro si tengo este corazón?

No hay un arquitecto sobre este planeta que me supere. Yo construyo sobre tu tierra. Mi calor humano te causa envidia, mi simpatía celos y mi sinceridad te deja boquiabierto. Me dicen campeón en corrupción, y aunque no sea cierto y exageren y hablen mal de mí para opacarme, yo intento superarme. Con tus listas. Tus estándares. Porque mi energía no se ve nunca superada por tus máquinas, por tus prohibiciones ni mucho menos por tus comentarios.

Me tenés miedo.

Me respetás.

Si yo levanto la voz, vos te callás y bajás la mirada.

Independizo países. Genero territorios nuevos. Soy el único en la historia que nació dos veces. Trataste de extinguirme, pero prevalezco. Siempre prevalezco. Porque no podés contra mí. Por eso, hago un gol y lo celebro con una danza de guerra. Porque soy un guerrero. Soy un soldado. Y por eso, prefiero morir a verme derrotado. Con la espada o con la pluma, no pierdo batallas. Puedo escribir palabras que te transportan a un mundo que nunca vas a vivir.

Triunfo donde quiera, cuando quiera. Te dije en la cara, en tu país, en tu casa, frente a tu familia, mil y una veces: “Soy el mejor. Soy el número 1... Seguro.”
No intentes superarme. Sólo admiráme.

Hijo de la tierra roja y las naranjas, criado con mbejú, chipa yakaré y reviro. Soy el salvaje más glam que vas a encontrar. Soy el “nderakore”, el “mbochi!”, el “por qué pio?”, el “silla cable”, el “Romerito todos te quieren”, el “La mitákuña ko ichico porà sente nomás”, el “jaijue pete”, el “que pucha che ra’a”. Soy el letrado, el sucio, el que pone garra. Soy el que grita. Soy el que llora con los dientes apretados y tu cráneo en mis manos.

Soy el que necesita de su gente. Estoy hecho para mi tierra y mi pueblo. Soy el orgullo de la Naturaleza. Soy el centro. Me arrastro, me ensucio, me lastimo, pero siempre llego. Itaipú y Yacyretá no me reflejan. Crecí con mano de obra libre y patriota. Mi esposa y mis hijos van a defender mi cadáver con uñas y dientes. No busques problemas. No provoques al jaguareté. No juegues con el yakaré. No molestes al taguá.

Puedo amarte con toda mi alma.

No intentes cambiarme. No hay nada en qué mejorarme. Estoy por encima. No entenderías.

Amáme.

Odiáme.

Pero no me ignores. Ni lo intentes.

No podrías.

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